El equipo de Dios
El equipo de Dios
El excelente portero de Alemania tuvo, en la inaguración del mundial, una tarde de trabajo. Le encajaron sólo 2 goles. El resultado era presumible.
Las pantallas nos muestran deportistas habilidosos, jóvenes, y algún que otro veterano que podría convertirse en árbitro. Sin ánimo de ofender, uno percibe que que la mayor parte de los árbitros son un poco calvos y fueron futbolistas. Cuando esto sucede, utilizan discretamente el silbato. Otros, con menos pelo, suelen pitar más.