Dios llama. Ayer, hoy, y mañana. Hombres y mujeres se consagran. Sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos que dan un sí para siempre, sin condiciones. El mundo es distinto con cada respuesta, con cada entrega. Hay hombres y mujeres que quieren amar más, que reflejan, con su vida, que Dios es fiel, que Dios nos quiere con locura.
Es de destacar y alabar, entre la desproporcionada e injusta reacción de ciertos medios, al reciente Directorio sobre la Familia, de la CEE, la sensata voz del periodista Dalmacio Negro, publicada en LA RAZÓN (17/2/04).
Para prepararse para la venida de Cristo se debe lograr el cambio de corazón, que significa orientarlo más hacia Dios.
1. Juan Bautista tenía una misión: preparar el camino para el Mesías. ¿Por qué era necesario prepararlo? Antes de la venida de una persona importante es bueno anunciarla para que cuando llegue todo el mundo sepa de quién se trata. Iba a venir al mundo la persona más importante, Dios mismo.
El rey quería comprar un campo concreto, el campo del vecino. El propietario se niega: no vendería nunca lo que había recibido de sus padres. Tenía, además, la ley a su favor.
La reina piensa un plan: paga a dos miserables para que den falso testimonio contra el campesino intransigente. Con los “testigos” se inicia el juicio, se condena a muerte a un inocente. El rey ya puede pasearse por el campo que tanto anhelaba.
Dios llama. Ayer, hoy, y mañana. Hombres y mujeres se consagran. Sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos que dan un sí para siempre, sin condiciones. El mundo es distinto con cada respuesta, con cada entrega. Hay hombres y mujeres que quieren amar más, que reflejan, con su vida, que Dios es fiel, que Dios nos quiere con locura.