Gente emproblemada
Gente emproblemada
Hace poco, cuando llegué al estacionamiento de un centro comercial, -yendo vestido como lo que soy, sacerdote- pude escuchar el comentario de un hombre de unos cuarenta años, quien le dijo a un amigo: Mira, ése ¿qué problemas puede tener? (El tal ése era yo). La verdad es que su tono fue un poco despectivo, pero el comentario me puso a pensar. Independientemente de que los sacerdotes no estamos exentos de tener problemas, éstos son muy distintos a los de los casados.