El Sembrador
Muchos encuentros de Cristo fueron, aparentemente, casuales. Ocurrieron de maneras muy distintas, entre una turba de discípulos o en solitario, entre alabanzas y críticas mordaces, en pleno día o en el silencio de una noche perfumada de jazmines.
Tantas personas pasaron de mil modos junto al Maestro. Oyeron sus palabras, sintieron el aire fresco en su voz firme y su mensaje nuevo. La semilla fue arrojada sobre muchos corazones, el mensaje era explicado como nadie antes lo había hecho.