Cuando los sueños conmueven
Conmover a una sociedad, a todo un país, es una empresa difícil, pero “Panchito” la logró. No diseñó un plan, una campaña publicitaria o una estrategia de marketing. Lo único que hizo fue compartir un sueño con la pureza y sencillez propias de las almas buenas y nobles.
Chile se conmovió con el sueño de toda la vida de un joven de 30 años: ser sacerdote. Una ilusión distinta, una fantasía extraordinaria, cuando quimeras como el ser famoso, rico o bello son las más socorridas entre la juventudes de todo el mundo.