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La Misión de Ser Camino

La misión de ser camino 

Adviento es la época en que la Iglesia nos prepara, en una forma muy particular, para la venida del Señor. Y esta preparación, que supone un tiempo de mayor oración e introspección dentro del corazón, se debe convertir también en una serie de cuestionamientos respecto al modo en el que nos estamos acercando a la Navidad, que en definitiva, es el misterio de la manifestación del Señor, el misterio por el cual Dios se muestra al mundo.

Los dos caminos

Como en la historia de Hércules, cada hombre encuentra ante sí dos caminos: el del vicio y el de la virtud.

El camino del vicio se presenta fácil, lleno de placeres y ganancias, sencillo y asequible. Promete conseguir alegrías inmediatas sin tener que pasar a través de esfuerzos incómodos. Invita a superar categorías “anticuadas” y “represivas” (pecado, juicio, infierno) para disfrutar al máximo este tiempo caduco y lleno de emociones.

Adviento: camino y pórtico

El Adviento es como un camino. Inicia en un momento del año, avanza por etapas progresivas, se dirige a una meta.

Llega la invitación a ponernos en marcha. ¿Quién invita? ¿Desde dónde iniciamos a caminar? ¿Hacia qué meta hemos de dirigir nuestros pasos?

La invitación llega desde muy lejos. La historia humana comenzó a partir de un acto de amor divino: «Hagamos al hombre». El amor daba inicio a la vida.