En la Epifanía del Señor
En la Epifanía del Señor
Para ahondar en el mensaje que nos transmiten los Reyes Magos, presentamos extractos de una homilía de san Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei.
Para ahondar en el mensaje que nos transmiten los Reyes Magos, presentamos extractos de una homilía de san Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei.
El ciclo navideño se encamina ya hacia su prolongación y final con la fiesta de la Epifanía. El 6 de enero, solemnidad de la Epifanía, el entrañable y popular día de los Reyes Magos, es, sí, la culminación de la Navidad: Jesucristo nace para ser luz de las gentes. Navidad y su prolongación con la Epifanía es, sí, tiempo y urgencia inexcusables para la misión evangelizadora y el anuncio de Jesucristo.
A veces, de tanto hacer algo, se nos olvida porqué lo hacemos o para qué sirve. Algo así nos puede pasar con la Navidad. Tanto nos la promueven, tanto nos la recuerdan los medios y la publicidad, que corremos el riesgo de olvidar o, por lo menos, diluir su significado. Por eso, vale la pena detenernos un momento y recordar que significa esta fecha y de qué manera la estamos viviendo.
Desde el siglo XVI, la piedad cristiana ha envuelto el episodio evangélico de la visita de los “Magos” en una aureola de folklore. Si nos limitamos al relato evangélico, vemos que es un acontecimiento bastante sencillo y sumamente verosímil.
Lo que nos dicen los Evangelios con relación a los Reyes Magos es muy poco como para tener una comprensión cabal sobre su identidad y el papel que desempeñan, por lo que normalmente hace falta echar mano de la interpretación esotérica y astrológica.
Esta fiesta tiene un origen en la Iglesia de Oriente.
A diferencia de la región europea, el 6 de enero en la región de Egipto y Arabia se celebraba el solsticio, festejando al sol victorioso con evocaciones míticas muy antiguas.
Epifanio explica que los paganos celebraban el solsticio invernal y el aumento de la luz a los trece días de haberse dado este cambio; nos dice que los paganos hacían una fiesta significativa y suntuosa en el templo de Coré.
Unos Magos venidos de Oriente se presentaron un día ante el Niño Dios y le ofrecieron sus regalos: oro, incienso y mirra. Dones que se han tratado de interpretar de la siguiente forma: el oro, como a Rey; el incienso, como a Dios; y la mirra, como a Hombre.