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Padre Fernando Pascual L.C.

La evolución con final feliz

La teoría de la evolución, según algunos, nos dice que plantas y animales, jilgueros y tomates, Panchos y Lupitas, todos somos parte de un proceso con un inicio muy lejano y un final incierto. Para un grupo abundante de evolucionistas, no hay ninguna causa (un Dios que ponga orden o cree las distintas formas de vida) ni ningún fin (ningún programa o meta del camino que se recorre). Las casualidades se entrecruzan de modo imprevisible. Hoy se mezclan varios átomos y dan lugar a una molécula. Mañana varias moléculas se juntan y dan lugar a cadenas más complicadas.

Las lágrimas del profeta

Las lágrimas del profeta

El profeta acababa de huir de la ciudad. Después de 3 meses de predicación, las cosas se habían puesto muy difíciles. Críticas, insultos, denuncias, y un proceso judicial que algunos pidieron para condenar a aquel personaje tan incómodo.

El profeta llegó a un bosque de robles. Cansado, bajo un árbol más tupido, se sentó. Empezó a recordar su predicación, y elevó su lista de protestas al Dios que lo había enviado.

La alegría, ¿un mandamiento?

Nos dejaría sorprendidos si alguien nos dijese: “te ordeno que seas alegre”. Porque la alegría no parece que caiga bajo ningún mandamiento. Porque, según parece, estar alegres, vivir en un gozo profundo, conseguir un estado de felicidad completa, se colocaría en un nivel que no depende de nuestras decisiones, propósitos o buenos deseos. Y si no depende de nuestra voluntad, tampoco podría ser mandado.

La paciencia de Dios

La paciencia de Dios

Buscar el poder es una tentación que continuamente asecha al ser humano. Tener fuerza, tener dinero, recibir aplausos. Luego, cuando todo está en nuestras manos, cuando las voluntades han sido sometidas (ilusionadas, engañadas, asustadas), llega la hora de iniciar la utopía, de construir el mundo perfecto.

Y ese “mundo perfecto” inicia precisamente con lágrimas, con dolor, con la opresión del enemigo, con las críticas malévolas, con ese clima de miedo que reina en los sistemas totalitarios (del pasado y del presente).

La noticia más importante

Cuando se produce una gran noticia, un acontecimiento, bueno o triste, alegre o desgraciado, todos queremos saber qué dirá la prensa. ¿Como presentarán la noticia en la televisión, la radio, los periódicos, los semanarios, las páginas informativas de internet?

Pensamos, a veces, que los medios de comunicación nos ayudan a comprender la realidad. Pero tal creencia necesita ser pasada a prueba. ¿De verdad la prensa sabe lo que pasa en el mundo? Y, cuando lo llega a saber, ¿nos lo dice abiertamente y sin “censuras” de ningún tipo?

La perspectiva justa

<h1>La perspectiva justa</h1>

¿Cuál es la perspectiva justa, el modo correcto de ver la vida? ¿Cómo saber si mis actos me llevan al bien, si las acciones de los demás son buenas, si el mundo avanza hacia mejoras auténticas para los hombres y para el ambiente del planeta?

Es importante encontrar la perspectiva justa. Porque si tomamos una perspectiva equivocada, no sabremos encontrar la manera correcta de pensar, de decidir, de actuar.

Las lágrimas del Papa

Las lágrimas del Papa

 

¿Existe algo que pueda hacer llorar a un Papa? ¿Serán sus problemas de salud, sus cansancios, su vejez? Quizá un Papa llora porque hay cristianos perseguidos, porque hay mujeres maltratadas, porque hay niños que mueren de hambre o de tristeza, porque hay enfermos de SIDA a los que se les niega una medicina y un poco de respeto y de cariño.

La voz suave del Dios que llama

Dios llama. Ayer, hoy, y mañana. Hombres y mujeres se consagran. Sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos que dan un sí para siempre, sin condiciones. El mundo es distinto con cada respuesta, con cada entrega. Hay hombres y mujeres que quieren amar más, que reflejan, con su vida, que Dios es fiel, que Dios nos quiere con locura.

La vigilancia cristiana

¿Por qué uno siente necesidad de vigilar? Fundamentalmente porque quiere conservar un tesoro sumamente importante, y porque existen amenazas y “enemigos” que pueden dañar o robar ese tesoro.

El tesoro del cristiano es la amistad, la presencia, la gracia de Dios en su propia alma. Se trata de un tesoro sumamente bello, que recibimos como regalo totalmente inmerecido: cuando vivíamos en el pecado y lejos de la Verdad, Cristo murió por nosotros, nos ofreció su Amor eterno (cf. Rm 5).

Gracias por ser sacerdote!

Gracias por ser sacerdote!

No resulta fácil ser sacerdote. Por las críticas de algunos familiares, que no comprenden por qué un joven deja la carrera o el trabajo para ir al seminario. Por la sonrisa compasiva de amigos, que ven cómo queda “arruinado” un futuro que parecía prometedor. Por la mirada de gente anónima, que espera el día en que la Iglesia deje de existir sobre la tierra...