Creación de embriones “cíbridos”
Creación de embriones “cíbridos”
Parece que hablar es tan fácil como abrir la boca, decir palabras, escuchar sonidos. Detrás de cada uno de esos actos, sin embargo, se esconden presupuestos profundos, sin los cuales es imposible el diálogo.
Una tradición milenaria de reflexión filosófica ha encontrado tales presupuestos en la “ley moral natural” (o, más sencillamente, “ley natural”). ¿De qué se trata? De reconocer que existe un sustrato común de normas y principios que vinculan a los seres humanos.
Si la Sagrada Familia se derrumbase...
Ha ocurrido en el pasado y ocurre en el presente: las mejores realidades, los principios más nobles, pueden ser usados, manipulados y "secuestrados" para el mal.
Necesitamos recordarlo una y otra vez. No existe ni puede existir ningún aborto inducido que sea legal.
Porque la ley, si es verdadera ley, no puede permitir un crimen. Porque la ley deja de ser ley cuando viola los derechos humanos fundamentales. Porque una injusticia nunca dejará de serlo por más que esté sostenida por normas, decretos, votaciones parlamentarias, plebiscitos populares.
El tiempo pasa. Un ser querido, desde hace días, meses, tal vez años, sigue secuestrado.
Se lo llevaron rápido, un día no esperado. Los padres, la esposa o el esposo, tal vez los hijos, lloran por su ausencia. Un hombre que era libre está ahora en otras manos, vive en la angustia y el dolor de su prisión forzada, sufre por la lejanía de los suyos.
Juan Pablo II firmaba el 30 de diciembre de 1987 su segunda encíclica de temas sociales. Llevaba como título “Sollicitudo rei socialis” (que abreviaremos como SRS), es decir, “La preocupación social”.
Este documento quería recordar el vigésimo aniversario de una encíclica de Pablo VI, “Populorum progressio” (“El progreso de los pueblos”), firmada el 26 de marzo de 1967.