María, ahora es todo luz
No dudo que la primera aparición fue para ti, Madre Corredentora. ¡Qué distinto del Cristo deshecho sobre tus brazos en el Calvario, Ahora es todo de luz. Le quedan cinco heridas, pero heridas de amor. Lo abrazas todavía con cuidado, temiendo hacerle daño por las heridas del Viernes. Tu mente no se hace a la idea de que se curen tan pronto tan terribles heridas. El dolor había sido tan profundo que necesita mucho tiempo para curarse.