Viniste como amigo
Viniste como amigo
Señor Jesús, llegaste a mí humilde
y discretamente, para ofrecerme tu amistad.
Me elevaste a tu nivel, bajándote tú al mío,
y deseas un trato familiar, pleno de abandono.
Permaneces en mí misteriosamente,
como un amigo siempre presente,
dándoseme siempre,
y colmando por completo
todas mis aspiraciones.