Pasar al contenido principal

O

Oraciones de los padres de familia

Oraciones de los padres
de familia
Señor Jesús, Tú que
santificaste en Nazaret la vida de familia y que en
María y José nos dejaste un ejemplo eximio de amor
desinteresado hacia los hijos, te pedimos que llenes
nuestro hogar con tu gracia y tu bendición. Ayúdanos a
educar cristianamente a nuestros hijos y a amarnos el uno
al otro con un amor sacrificado, tierno y puro.
Concédenos el don de formar una familia verdaderamente

Oración a Cristo doliente

Oración a Cristo doliente
No me mueve, mi Dios, para quererteel cielo que me tienes prometido;ni me mueve el infierno tan temidopara dejar por eso de ofenderte.Tú me mueves, Señor, muéveme el verteclavado en una cruz y escarnecido;muéveme el ver tu cuerpo tan herido,muévenme tus afrentas y tu muerte.Muéveme, en fín, tu amor, y en tal manera, que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,y, que aunque no hubiera infierno, te temiera.

Oración por un hijo ausente

Oración por un hijo ausente

Nuestro hijo, Señor, es también tuyo:

está alejado de nosotros, pero está contigo y tu paternidad nos consuela. En ti permanecernos unidos. Tú ves lo que nosotros no vemos; tú puedes lo que nosotros no podemos; tú eres amorosamente providente. Aleja de él todo peligro. Protégelo ahora que está lejos de casa.

Confiamos en ti, porque eres el mejor de los padres. Amén.

Oración por las vocaciones III

Señor Dios, Padre Celestial, Tu Hijo Jesucristo nos dijo: "La mies es abundante, pero los obreros pocos. Pedid al dueño de la mies que envíe obreros a su mies". Animados por estas enseñanzas, te pedimos que envíes a tu Iglesia, numerosas y santas vocaciones para el sacerdocio, a la vida religiosa y al apostolado laical. Consérvales fieles en su ministerio hasta el fin; y concédeles, por tu Espíritu Santo, un gran amor a Dios y a los hermanos, para que en su ministerio y en su vida busquen solamente tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oración por las vocaciones II

Jesús que sientes compasión al ver la multitud que está como ovejas sin pastor, suscita, en nuestra Iglesia, una nueva primavera de vocaciones.

Te pedimos que envíes: Sacerdotes según tu corazón que nos alimenten con el Pan de Tu Palabra y en la mesa de Tu Cuerpo y de Tu Sangre; Consagrados que, por su santidad, sean testigos de Tu Reino; Laicos que, en medio del mundo, den testimonio de ti con su vida y su palabra.