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Dios y los mensajes “spam”

Los “spam” son mensajes no deseados, mensajes que llegan sin que nadie lo espere y sin que muchos lo quieran.

Lo que quiere cada usuario de internet es gestionar el correo electrónico a su gusto, sin invasiones de anuncios, mensajes extraños, pornografía, avisos falsos de virus que no existen, etc. En el fondo, cada internauta desea lo que queremos todos: llevar en la computadora una vida normal, en la que se eviten interferencias indeseadas o molestas.

Domingo, día del Señor y día de la familia

Parece mentira, pero a pesar de tanto “tiempo libre” no tenemos casi tiempo para nada. Aumentan las necesidades, los planes, los compromisos, y cuando queremos tener un rato para el descanso en familia, resulta que no nos queda tiempo...

Debemos sentarnos, de vez en cuando, para reflexionar sobre lo que sea realmente importante en nuestras vidas. Entonces descubriremos, entre otras cosas, que resulta urgente rescatar el sentido del domingo, de un día dedicado a los demás, a nosotros mismos, a Dios.

Dios, un Padre vulnerable

"No se es padre impunemente. Dios ama, y el amor ha hecho a Dios vulnerable". Quizá estas frases podrían ser el testamento de José María Cabodevilla, sacerdote y escritor español que voló el 17 de febrero de 2003 hacia el Dios que tanto amaba. Están tomadas de un libro que escribió en 1999, "El padre del hijo pródigo".

"No se es padre impunemente". ¿No podemos resumir así la historia de la relación entre Dios y el hombre?

“Dichoso el hombre que da”

“Dichoso el hombre que da”

A veces creemos que la felicidad está en el tener. Queremos tener más cosas, más aventuras, más tiempo libre, más trabajo, más fiestas, más seguridades...

Pero nada nos llena plenamente. El coche comprado con tanto esfuerzo después de un año nos causa un sinfín de problemas. La casa nueva ya empieza a mostrar signos de cansancio. La fiesta iniciada entre bailes y cervezas termina con un fuerte dolor de cabeza.

Dejar un lugar a Dios

Estamos llenos de ocupaciones. Desde que suena el despertador, por la llamada, miles de reclamos nos absorben. Hay que lavarse bien, desayunar alguna cosa, ver que en casa todo esté en orden, llegar a tiempo a trabajo, cumplir con las pequeñas o grandes responsabilidades de todos los días...

Día de la Madre, día de la Iglesia

Todos recordamos a nuestras madres en el día que dedicamos a ellas. Quizá algunos llorarán a la madre que ya dejó la tierra hace algún tiempo. Otros visitarán a su madre anciana, ya abuelita venerable, y le darán un regalo, comerán juntos y recordarán pequeñas historias de la infancia. Otros simplemente podrán usar el teléfono, porque se encuentran lejos de casa, y mamá espera con ansiedad la llamada del hijo ausente.

Déjame esperar, Señor

Señor, te agradezco el sol, el viento, la sonrisa de una madre, el canto del jilguero. Te agradezco las horas de alegría con los míos, los ratos de trabajo y de esfuerzo. Te agradezco la salud con la que me permites trabajar por mis hermanos.

Pero a veces, Señor, la vida nos sorprende. Nos hieren las angustias de los hombres, la injusticia, el hambre de los niños, el llanto de los viejos.

El drama de Boromir

El poder atrae. Tener fuerza, conseguir un arma nueva, usar la astucia o la inteligencia, ser capaces de vencer, incluso con trampas, las dificultades o problemas que nos oprimen: es algo que nos tienta. A todos nos gustaría un poder tal que nos permita dominar el mundo, para arreglar los males, imponer justicias y fomentar bondades.