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C

Credo

Credo de Nicea-Constantinopla

Creo en un solo Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un Solo Señor Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros los hombres, bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo

Consagración al Sagrado Corazón de Jesús

Postrado a tus pies, Jesús mío, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña continuamente tu sacratísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo para hacerme digno de las promesas y bendiciones que generosamente concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven. ¡Mira que soy pobre y humilde, necesito de ti! ¡ Mira que soy torpe, y necesito de tu divina enseñanza para iluminar y guiar mi ignorancia!

Credo

Credo in unum Deum,

Patrem omnipoténtem,

factórem caeli et terrae,

visibílium óminum et invisíbilium.

Et in unum Dóminum Iesum Christum Filium Dei unigénitum.

Coronilla a la Divina Misericordia

[img_assist|nid=5172|title=El Señor de la Misericordia|desc=|link=popup|align=right|width=0|height=]

Coronilla a la Divina Misericordia 

 Coronilla que Jesús Misericordioso enseñó a la beata Sor Faustina el 13 de septiembre de 1935

Promesa del Señor: A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte. (754)

Oraciones iniciales

Señal de la Cruz
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 

La Cuaresma

La Cuaresma


Desde hace muchos Siglos en la Iglesia durante cuarenta
días se hace penitencia para poder vivir, purificados, la Pascua. Muy pronto
se relacionó este tiempo eminente de conversión con el sacramento de la
reconciliación, costumbre que queda hasta nuestros días al pedimos la
Iglesia que nos confesemos al menos una vez al año, por la cuaresma, o antes
si hay peligro de muerte.

La conversión del corazón

La conversión del corazón

Reflexionar es una conversión que no debe ser solamente una conversión
exterior, sino que debe ir sobre todo hacia la conversión del corazón. La
conversión del corazón que viene a ser el núcleo de toda la Cuaresma, es vista
por la Escritura, como un momento de elección por parte del hombre que debe
dirigir a Alguien. La pregunta es: ¿A quién dirigimos el corazón? ¿Hacia quién
me estoy dirigiendo yo? En este período en el cual la Iglesia nos invita a