Octubre 11
Etimológicamente significa “la que recibe la vida de Zeus”. Viene de la lengua griega.
Hay en la naturaleza humana un deseo de poseer todo. Pero quien quiere todo a la vez raya en el vértigo delo imposible; y nada que sea amplio, nada que sea duradero, puede realizarse.
Zenaida fue del siglo I de nuestra era y se convirtió al cristianismo por san Pablo, que era su primo.
Nació en Tarso, Turquía, y salió de esta ciudad para marcharse a las montañas que bordean el Cydnus para instalarse en una gruta.
Se sabe que antes de su conversión, había ejercido la medicina. Una vez conversa, continuó haciéndolo con cualquier persona que se encontrase o que fuera a su consulta.
Una de sus preferencias fue tratar siempre a los niños enfermos y a los poseídos por el diablo.
Un día se presentaron ante su gruta tres hombres atraídos por su santidad.
Le rogaban que tuviera la bondad de tenderles y celebrar con ella una entrevista.
Zenaida consintió. Al poco tiempo, los tres caballeros, Papas, Pateras y Filosiro, se entregaron a la vida contemplativa en aquellos lugares.
A los tres años fueron a decirle:”Por qué, en lugar de estar aquí escondidos, no nos vamos a la ciudad??”
Zenaida se dejó convencer y se marchó con ellos. El primer día de viaje, ella se clavó una espina en el pie y murió.
Zenaida es muy venerada entre los griegos, y sobre su figura se han escrito muchos libros.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!