23 de febrero
Mártir de amor a Cristo y a los demás
Etimológicamente Romina es una forma derivada de Romana y significa “señora de Roma”. Su fiesta se celebra el 23 de febrero en recuerdo de Santa Romana virgen, mártir en Todi (ciudad italiana) en el siglo IV.
Esta chica sintió muy pronto en su vida la vocación religiosa. A los diez años se marchó de casa y se fue el monte de Soratte San Silvestre para recibir el bautismo.
Una vez que se hubo hecho cristiana, se fue a Todo. Allá buscó un lugar en el que pudiera vivir sola en constante oración y con profunda fe.
Pronto su fama de santa llegó a los oídos de los cristianos. Muchos de ellos y ellas se acercaron y siguieron su forma de vivir santamente.
Era hija de Calfurnio, gobernador de Roma. Una vez que abrazó la fe en Cristo, renunció a todo lujo y comodidades que bien pudiera haber tenido por su rango y abolengo.
Hoy día, en el monte en el que vivió feliz como ermitaña, hay una inscripción que afirma:” el 23 de febrero en Todi, la santa Romana virgen recibió el bautismo en esta cueva en la que realizó milagros y su gloria cobró fama. Esta inscripción es difícil de leer.
Eligió ese lugar para sentirse más unida al Papa san Silvestre porque admiraba su santidad. De aquí surgió el hecho de que se le llame a este
Lugar Monte san Silvestre.
El papa le solía enviar consuelos espirituales. Una vez le dijo:” Vuelve cuando florezcan las rosas”. Y aunque era pleno invierno y todo estaba nevado, una mañana volvió a san Silvestre con una rosa florida.
Se encaminó sola a la ciudad de Todi. Tan querida era que iban a verla y se unían a ella en la oración. Era el año 324.
Su cuerpo fue sepultado en la gruta o cueva. Murió santamente ante muchas personas. Se construyó un altar en el que se celebraban muchas misas. En 1301 fue trasladado su cuerpo a la iglesia de san Fortunato. Fue una mártir de amor a Cristo y a los demás.