Paloma, Santa
Monja contemplativa, 20 de mayo
Etimológicamente significa” pichón, paloma”. Viene del español y latín.
Cuando alguna gente sin preparación religiosa habla de la inutilidad de las almas consagradas a Dios detrás de las rejas, no saben lo que dicen.
Dentro, ellas/ellos se dedican a la contemplación y al trabajo. No comen de la nada.
Y cada persona tiene su mundo personal que hay que respetar. Dios llama a cada uno a un servicio especial en la sociedad.
Basta echar una mirada a la vida de esta joven Paloma o Colomba. Ya desde su mismo bautizo, el Señor la premió con dones especiales. El principal fue tomar conciencia de que lo que realmente importa en la vida es conseguir el mayor grado de santidad.
Estamos llamados para “ser santos e irreprochables ante el Señor”. Ella comenzó a hacer penitencia muy pronto. A los 16 años llevaba una vida de tanta austeridad como la podía llevar un anacoreta del desierto.
En cambio, Dios le concedía el don de la contemplación con relativa facilidad. Prometió que su virginidad sería para el Señor, aún en contra de los padres que se oponían a la decisión que su hija había tomado sin contar con ellos.
En 1486 vistió el hábito de la Tercera Orden Dominica. Por motivos personales salió de su pueblo natal y se marchó a Perugia para fundar un monasterio que le llamó “Las Palomas”.
Y fuera del claustro non paraba de trabajar socorriendo y ayudando a todo el que tuviese problemas de cualquier tipo, sobre todo de orden espiritual; evitó luchas fratricidas entre pueblos cercanos y familias mal avenidas.
Dicen que con sus oraciones se lograron cosas que parecían imposibles para los ciudadanos de a pie.
Todos la consideraban “un ángel enviado por Dios”. Subió al cielo el 20 de mayo de 1501, a la edad de 33 años.