Margarita de Ciudad Castillo, Santa
13 de abril
Etimológicamente significa “ perla”. Viene de la lengua griega.
La contemplación no es para cerrar los ojos frente a todo lo que amenaza o ataca a los débiles de este mundo, frente a ese pecado que es la guerra. La contemplación es una fuerza serena que te trabaja y te penetra. En tu vida de cada día, prepárate a ser fermento de reconciliación, y te resultará posible ser portador de una llamada.
Esta chica que nació ciega, pasó por muchas horas de contemplación en su vida.
Desde la contemplación aprendió a relativizar todo, y ver cualquier acontecimiento como venido de las manos de Dios, aunque sean dolorosos.
Cuando los padres vieron que no se lograba el milagro de que su hija viera con sus ojos las maravillas de este mundo, la abandonaron.
Pero el Señor hizo que algunas familias de la ciudad se encargaran de cuidarla.
Cuando fue mayor, la llevaron al monasterio. Las religiosas, en el fondo, conocedoras del tema, se sentían culpables de no hacer nada por el bien de la chica.
Ellas, que no eran muy fervorosas sino más bien disipadas y tibias, necesitaban un ángel en la comunidad para relanzarlas por el camino de la santidad.
Le permitieron entrar en el monasterio. En seguida se distinguió por su oración ferviente, su entrega a la penitencia hasta el encuentro definitivo con Cristo.
Su gran devoción era la Sagrada Familia.
Cuentan que cuando murió, había tres perlas en su corazón: una de Jesús, otra de la Virgen María y la tercera de san José.
Sus restos mortales se encuentran en la iglesia de santo Domingo. Su cuerpo incorrupto es muy venerado por la gente de esta ciudad.
El obispo de la ciudad, en el año 1988, la declaró patrona diocesana de los no videntes.