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Santa Gemma

12 de Abril Santa Gemma Galgani (año 1903).

Gemma significa: joya preciosa.

El 12 de abril de 1903 fue sepultada Santa Gemma Galgani, una de las santas modernas más famosas. Había nacido en Lucca, Italia en 1878.

Muy niña, cuando apenas tenía ocho años quedó huérfana de madre, y en medio de su gran tristeza se arrodillo ante un imagen de la Santísima Virgen y le dijo: "Madre celestial, ya no tengo a mi mamá de la tierra. ¿Quieres tú reemplazarla y ser mi madre de ahora en adelante?". La Virgen María aceptó su petición y durante toda su vida la ayudó y la consoló de manera impresionante.

Su padre murió de tuberculosis y esta enfermedad se la transmitió a la hija y la hizo sufrir terriblemente durante toda su existencia. Al morir su padre, la niña quedaba muy desprotegida, pero una familia muy católica la recibió en su casa y la atendió siempre con especial cariño, más como una hija que como una sirvienta.

Siendo muy joven se sintió atacada por una serie de enfermedades que los médicos declararon incurables. Entonces rezó con toda su fe a San Gabriel de la Dolorosa y quedó curada instantáneamente.

Quiso ser religiosa, pero por su salud bastante débil no fue admitida en la Comunidad, y entonces dispuso quedarse en el mundo, pero viviendo con la santidad y el recogimiento y la pureza de una fervorosa religiosa.

Gemma fue dirigida espiritualmente por un Padre Pasionista, y por orden de su director espiritual escribió los fenómenos espirituales que le sucedían. Dice así en sus memorias: "En el año 1899, de pronto sentí un profundísimo arrepentimiento de todos mis pecados y se me apareció Jesucristo con sus cinco heridas y de cada una de ellas salían como llamas de fuego que vinieron a tocar mis manos y mis pies y mi pecho, y aparecieron en mi cuerpo las cinco heridas de Jesús". Desde 1899 tuvo permanentemente las cinco heridas de Jesús Crucificado que ella ocultaba cuidadosamente. Sus manos las cubría con unos sencillos guantes.

Desde entonces, cada semana, desde el jueves a las 8 de la noche hasta el viernes a las tres de la tarde, aparecían por toda su piel las heridas de los latigazos y en la cabeza las heridas de la corona de espinas y sentía en el hombro el peso de una gran cruz que le producía dolor y heridas y la hacía encorvarse dolorosamente.

Desde pequeñita, Gemma tuvo una gran devoción a la Pasión y Muerte de Jesús. Cuando joven bastaba oír leer la Pasión de Jesús para que ella se entusiasmara enormemente. Y más tarde cuando tenía angustias o la insultaban, le bastaba dedicarse a pensar en la Pasión de Cristo para hallar paz y consuelo. Siempre había deseado sufrir las mismas heridas que sufrió Nuestro Redentor y a los 21 años empezó a sentir en su propio cuerpo una serie de heridas que coincidían exactamente con las que mostraba el crucifijo ante el cual se arrodillaba a rezar.

La salud de Gemma en sus últimos años fue desastrosa. Un tumor canceroso en la columna vertebral era para ella un tormento de día y de noche. Vomitaba sangre y le llegaban terroríficas tentaciones de blasfemia (a ella que desde pequeña le bastaba escuchar una blasfemia o una palabra grosera para desmayarse de espanto y de horror). Perdió la vista y quedó ciega. Pero cuando cesaban los ataques del infierno, ella gozaba de una paz interior y sentía que Cristo y la Virgen María venían a hablarle y a consolarla. El Señor cumplía con Gemma lo que prometió en la S. Biblia: "Dios, a los hijos que más ama, los hace sufrir más, para que ganen mayor premio para la eternidad". Gemma es patrona de los que se emborrachaba y hacía emborracharse a muchos más. Pero el hombre no daba muestras de querer convertirse. Y sucedió que un día cuando ella iba de su casa a la iglesia, alguien la insultó muy salvajemente y la joven no respondió ni una palabra a aquellos insultos y lo ofreció todo por la conversión de los pecadores. Al llegar al templo oyó que Nuestro Señor le decía: "El sufrimiento por ese insulto era la cuota que faltaba para que el tabernero se convirtiera. Me lo has ofrecido con paciencia y ahora ese hombre cambiará de comportamiento".

Al día siguiente los que estaban en el templo oyeron en un confesionario que un hombre lloraba fuertemente. Era el tabernero que había venido a confesarse muy arrepentido y en adelante vivió santamente. La paciencia de una mujer insultada había sido el último empujón que lo llevó a la conversión.

Y así como este, muchos más se convirtieron a causa de las oraciones y de los sufrimientos que Gemma ofrecía por la conversión de los pecadores. Fueron numerosas las personas que llegaron donde ella movidas únicamente por la curiosidad y volvieron a sus casas transformadas y convertidas. Porque la oración y el sufrimiento que se ofrecen a Dios nunca quedan sin conseguir conversiones y salvación para otros.

El Sábado Santo 11 de abril de 1903 cuando apenas tenía 25 años, Gemma Galgani, sencilla mujer seglar que con sus sufrimientos había tratado de pagarle a Dios sus propios pecados y los de muchos otros, voló a la eternidad a recibir el premio de sus sufrimientos y del gran amor que tuvo siempre a Jesucristo y a la Santísima Madre de Dios.

La gente empezó a considerarla como una verdadera santa y el Papa Pío XI la declaró beata apenas 30 años después de su muerte (en 1933). Pío XII la canonizó en 1940.

Gemma Galgani: alcánzanos de Dios que meditemos frecuentemente con gran amor en la Pasión y Muerte de Jesucristo: que tengamos enorme confianza en la protección de nuestra Madre Celestial María Santísima y que ofrezcamos todos nuestros sufrimientos por la salvación de las almas y la conversión de los pecadores.