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Santa Francisca de Amboise

Fundadora, 5 de noviembre

 

Etimológicamente significa “libre, franca”. Viene de la lengua alemana.

El creyente canta, ríe y se alegra de todo cuanto ve, escucha y siente. Sólo que debe saber una cosa muy importante: dejar que en su corazón entre únicamente todo lo que se loable, digno y bello. Incluso en los momentos dulces y amargos filtra sólo lo auténticamente humano y lo divino.

Esta joven francesa nació en Thouars en 1427 y murió en Nantes en 1485.

A los 15 años se casó con Pedro II, duque de Bretaña. Los dos fueron coronados en la catedral de Nantes en 1450.

A los siete años de matrimonio quedó viuda. Le ofrecieron una segunda boda. Ella, pensándolo bien, se orientó por la vida religiosa.

Llevada por lo bello y digno del Señor, construyó un Carmelo femenino en Bondon, siguiendo el consejo del Superior General de los Carmelitas.

A pesar de su buena preparación espiritual, no pudo entrar en el convento hasta el año 1468.

Fundó también otro Carmelo en Nantes. La nombraron superiora. Se mostró exigente consigo misma, con las otras y al mismo tiempo como una madre llena de comprensión y con una fina psicología para saber tratar a todo el mundo como era y como se merecía.

Quedan escritos acerca de las exhortaciones mediante las cuales alimentaba el espíritu de las religiosas.

Entre otras cosas, le cabe a ella la idea – rarísima en aquellos años – de la comunión frecuente (para las enfermas, todos los días) y la introducción de una cuarto voto, el de clausura.

Su lema fue éste:"Ante todo y sobre todo, sea Dios vuestro amor". Se la considera como la fundadora de las Carmelitas en Francia.