San Fermina de Amelia
Máritr, 30 de noviembre
Etimológicamente significa “firme”. Viene de la lengua latina.
Jesús dijo al ciego de nacimiento: “¿Tú crees en el Hijo del Hombre? El respondió: ¿Y quién es, Señor, para que crea en él?. Jesús le dijo: Le has visto, el que está hablando contigo, ése es”.
Fermina fue una mártir en el siglo III.
Cuando hay falta de muchos datos históricos serios, existen, por el contrario, muchas leyendas acerca de la vida de algunos santos.
Según la narraciones tradicionales, Fermina era romana, y vivió en el siglo III.
Debió nacer en el seno de una familia llamada Pisoni.
Su padre era el gobernador de la ciudad, y su madre una cristiana llena del amor a Dios y al prójimo.
La joven debía tener 16 años cuando estalló la persecución en Roma, la siempre y traída persecución de Diocleciano.
Viendo el peligro que se avecinaba, salió de la ciudad, pero antes vendió todas sus cosas – con gran alegría desprendimiento – y se las entregó a los pobres.
Para llegar a la nueva región de la Umbría italiana, tuvo que embarcarse en una nave en el Tíber de Civitavecchia.
Como vio muchas necesidades entre los cristianos que eran dura y cruelmente perseguidos, se quedó con ellos para ayudarles en todo aquello que fuera necesario.
Cuando llegó a Amelia, se entregó a una vida de oración y de penitencia.
Su felicidad iba a dura poco tiempo. Descubierta por la policía, la llevaron a los tribunales. Y juzgada de mala manera, fue condenada a muerte, En Amelia se conserva su memoria.