27 de diciembre
Etimológicamente significa “frijol”. Viene de la lengua latina.
En el creyente hay a veces una gran espera y desde ella percibe la voz de Dios, voz interior que es la oración casi silenciosa. Y para orar, una sola palabra puede ser suficiente.
Esta joven nació y vivió en Roma en el siglo IV.
¿Y sabes cuál fue su mayor timbre gloria?
Sencillamente haber tenido piedad y amor por la gente que nadie quiere en este mundo: los pobres y abandonados de la sociedad.
Pero no se quedó en buenas intenciones y preciosas palabras que se las lleva el viento. No,¡ qué va!
Cerca de Roma, en la playa de Ostia, fundó un hospital enorme en el que eran atendidos gratuitamente todos los que necesitaban de consuelos espirituales y materiales.
Fue, según relatan las crónicas, el primer establecimiento que se puso en marcha en Europa.
Esta fundación, se señala en las fechas soberanas de la historia de la civilización occidental, escribió el historiador Camille Jullian, como uno de los más importantes a tener en cuenta.
Fabiola pertenecía a la ilustre familia de los Flavianos. En su juventud, escandalizó a la Iglesia porque se divorció civilmente de su marido legítimo para casarse con otro.
Loa dos murieron muy pronto. Fabiola, llevada por su amor a Dios, hizo penitencia de sus pecados públicamente en san Juan de Letrán, una de la grandes basílicas de Roma.
El mismo Papa Siricio (384-399) le dio la comunión. Ella se consagró desde entonces a la piedad y empleó su inmensa fortuna en buenas obras.
En el año 395, Fabiola partió para Tierra Santa y pasó allí algún tiempo en el escuela de san Jerónimo.
Este, gran sabio de la Iglesia, se quedó impresionado por su fuerte personalidad, su inteligencia y su virtud. Y fue él quien escribió su pequeña biografía.