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Santa Emilia de Vialar

Fundadora, 24 de agosto

Etimológicamente significa” amiga, amable, gentil”. Viene de la lengua latina.

Desde la venida de Cristo, los creyentes son en sí como una carta de Cristo escrita no con tinta sino con el Espíritu del Dios vivo, no en tablas de piedra sino vivas, en el corazón del hombre.

Emilia fue fundadora. Había nacido en Albien en 1797 y murió en Marsella en 1856.

La llevaron a los altares en 1951.

Desde los 15 años hasta los 35 cuidó de que su viudez no diera al traste con sus anhelos de santificación personal y comunitaria.

Cuidaba – como es natural – de su padre y de sus hijos. Más tarde, en 1832, dejó toda su herencia y buscó una casa en Gaillac, en donde organizó un ejército de caridad.

Muchas chicas se le fueron uniendo en esta noble misión. Eran la tinta viva de su fe la que daba sentido a sus vidas.

En 1835 le invitaron a que fundara una congregación religiosa. Era querida por todas, pero esto no quita que surgieran dificultades por parte del obispo de la diócesis, monseñor Dupch.

En 1842, el obispo expulsó a Emilia Durante los 12 años siguientes, las hermanas de Madre Emilia se fueron extendiendo por todo el mundo.

Se les conoce como “Las hermanas de san José de las Apariciones”.

En su canonización – cuando la proclamaron santa – se dijo de ella que era “prudente, comprensiva, muy sensible y totalmente confiada en Dios”.