Santa Elena Valentini de Udine
23 de abril.
Significa “luz, brillante”. Viene de la lengua griega.
En su invisible presencia, el Resucitado podría expresarse así: “Yo sé que conoces lo mediocre y sombrío. Pero puedo decirte que estoy contigo, a tu lado, delante de ti"". Feliz el que da su confianza sin haber visto.
Cuando era todavía muy joven se casó y tuvo tres hijos. En 1441 se quedó viuda.
Decidió en su nuevo estado de viuda entregarse por entero al Señor y entrar en una Orden religiosa.
Tenía tal corazón de bondad y de confianza que entregó sus bienes materiales a los pobres.
Se pasaba horas y horas en la iglesia de san Agustín.
En los tres últimos años de vida, vivió la amargura de una enfermedad dolorosa que aceptó con paciencia y como venida de Dios.
Si hay que distinguirla por algo que merezca la pena, diríamos que fue la oración, la penitencia, la obediencia, la humildad y la devoción a la Pasión de Nuestro Señor, su intenso amor a la Eucaristía y la plena dedicación al prójimo.
Nació en Udine en 1397 y murió en abril tal día como hoy del 1458.
Su vida austera y de penitencia le llevaron a la santidad. Todo lo hacía movida por la imitación de Cristo.
Salía muy poco de casa. Prácticamente, tan sólo para ir a rezar a la iglesia de santa Lucía.
Dios la premió con éxtasis sobrenaturales. Vivía absorta en la invisible presencia de Dios.
Por eso, al morir, tenía un rostro sereno y una paciencia entera ante el momento de su muerte.
Sus restos mortales descansan en la catedral, expuestos a la veneración del los fieles."