Elena Elselmini, Santa
Monja, 8 de diciembre
Etimológicamente significa “luminosa, resplandor del sol”. Viene de la lengua griega.
Dice Isaías: “ Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios; hablad a su corazón”.
Fue una monja en el siglo XIII.
En 1200 pasaba san Francisco por Padua para colocar la primera piedra de un convento.
En él se santificaría más tarde el propio san Antonio de Padua.
Al pasar por aquí tuvo la intuición santa de poner el hábito a una chica llamada Elena, hija de una familia noble.
La familia, de gran vivencia cristiana, se alegró inmensamente de la decisión de su hija.
Dejó a su padre para tener un encuentro con san Francisco de Asís.
Y también tuvo la ocasión de verse con santa Clara.
Para resolver todo el tema de su vocación, marchó a Asís para ver de nuevo al pobre de Asís y a Clara. Y de camino, pudo también hablar con Antonio de Padua.
De los tres recibió una honda formación religiosa y teológica.
Durante seis años, la vida de santa Clara fue para Elena una experiencia inolvidable.
A los 20 años sufrió la aridez del espíritu y la enfermedad.
Pero siempre se unía Dios y se consolaba al saberse amada por él.
Recobró la paz interior, pero físicamente se quedó sin habla. Se comunicaba con sus hermanas por señas.
Tuvo muchas visiones y en una de ellas vio a muchos religiosos y religiosas viviendo en comunidad.
Murió el año 1242.