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Santa Antonia de Florencia

Santa Antonia de Florencia

Viuda, 29 de febrero

 

Etimológicamente significa “florida, inestimable”. Viene de la lengua griega.

Luchar con un corazón reconciliado supone mantenerse firme en medio de las tensiones más fuertes. Lejos de ahogar tus energías, semejante lucha te invita a concentrar todas tus fuerzas vivas.

Esta joven florentina se casó muy pronto. Tuvo un hijo que era la delicia de la pareja.

El marido murió, y ella tuvo que afrontar su viudez del mejor modo que pudo. Apenas terminó de criar a su hijo, sólo añoraba entrar en un monasterio, sobre todo en el de las terciarias de san Francisco.

Y efectivamente, tanto ardía su corazón en deseos de ser santa que al poco tiempo la eligieron abadesa del monasterio de Foligno (1430-1433).

De aquí pasó al de Aquila. Aconsejada y orientada por san Juan de Capistrano, fundó el monasterio del Corpus Domini.

La regla que le impuso fue la misma de santa Clara.

Lo mismo que ocurrió en Asís en tiempos de san Francisco, así volvió a pasar con Antonia.

Muchas chicas de Aquila siguieron sus huellas al ver que resplandecía en virtudes y en santidad de vida.

Estas chicas, como ocurre hoy, dejan el mundo para llevar una vida distinta a la normal. No huyen por miedo sino por un amor más generoso, más entregado a todos y no solamente a un hombre, hijos y familia propia.

Ella, con la manos llenas de buenas obras y con su deseo de encontrarse con Cristo en el cielo, murió el 28 de febrero de 1472.

Quien vaya a Aquila, Italia, puede ver todavía cómo se mantiene su cuerpo intacto y flexible. Se puede visitar en el convento de santa Clara.

El Papa Pío IX aprobó que todo el mundo podía darle culto. Esto fue en el año 1847.