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San Reginaldo

Monje Dominico, 12 de febrero

Etimológicamente significa “que reina con inteligencia”. Viene de la lengua alemana.

Lo que le ocurre hoy a muchos creyentes es que no han sido todavía capaces de hacer el cambio de mentalidad. Andan con quejas de lo que ven y oyen de este mundo, pero no dan el paso para mojarse y mejorar el ambiente en el que se desenvuelven.

Este monje Dominico sí que entendió la vida que conduce a Dios. Sus cuarenta años los aprovechó intensamente de esta manera.

Primero fue canónigo de la catedral de Orléans y al mismo tiempo enseñaba Derecho canónico en la universidad de París.

Segundo, mientras estuvo en Roma, pidió la entrada para hacerse dominico. Y, como era de esperar por su ciencia y su deseo de santidad, lo admitieron sin mayores dilaciones.

Tercero, al caer enfermo de gravedad, se le apareció la Virgen diciéndole que le curaría en la Orden de santo Domingo.

Cuarto, Reginaldo se distinguió como un gran predicador que sabía entusiasmar con sus palabras a la gente para se convirtiera e incluso para que se replanteasen el tema vocacional de seguir a Cristo más de cerca..

Bolonia fue la ciudad, 1218, que vivió muy profundamente la elocuencia vibrante de este santo.

Como ser inteligente, santo Domingo lo envió a París para que arreglara los problemas que se habían suscitado en la comunidad en la que Reginaldo había estado antes.

Y, confiando en Dios más que en sus propias fuerzas, todo tuvo un arreglo excelente.

En la ciudad del Sena también tuvo un éxito multitudinario su predicación.

Lástima que a los pocos meses de su llegada, cayó enfermo y murió con la sonrisa en sus labios en el año 1220.