Octubre 4
Etimológicamente significa “lugar pedregoso”. Viene de la lengua latina.
Una realidad que tiene en cuenta el creyente es que su bautismo le viene de la cruz de Cristo, de su muerte y de su resurrección. Ahí está todo el misterio de su vida: sentirse un salvado por el amor de Dios.
Este joven vivió a fondo esta realidad cuando trabajaba a fondo perdido entre sus fieles queridos de Bolonia..
Tanto amor le tenían a su pastor que la gente llamaba “Petronianos” a los que escuchaban y prestaban atención al santo.
Le tocó a él ser el octavo obispo de esta célebre ciudad por los estudios de Derecho.
Estamos en el siglo V, el siglo de las luchas de los Bárbaros y de la ruina por dondequiera que pasaban.
Pero en estos tiempos difíciles, la obra caritativa del santo patrono de Bolonia resplandece en el firmamento de todos cuantos contemplaban lo que hacía por los demás.
Prácticamente era la persona más respetada y admirada. Como tantos otros obispos de aquel tiempo, provenía de la administración pública. Era hijo de funcionario.
Hay quien afirma que nació en España pero de padre romano. Al llegar a Italia, el Papa Celestino V lo convenció para que aceptase el nombramiento de ser obispo de esta bella ciudad.
Antes de que él se hiciera cargo de la diócesis, ésta dependía de Milán.
Trabajó duramente construyendo iglesias que ahora llaman y también entonces “las siete iglesias”.
La finalidad no otra que la de acercar a los fieles a a la devoción a los santos y su
participación en los sagrados misterios.
También construyó casas y reforzó la muralla para seguridad de sus fieles por quienes se desbordaba su celo pastoral..
Murió en el año 480. La iglesia del centro de Bolonia fue levantada en su honor.