Pedro Renato Rogue, San
Mártir, 10 de mayo
Etimológicamente significa “ roca, piedra”. Viene de la lengua hebrea.
A causa de Cristo y del Evangelio, ¿te prepararás cada mañana para el perdón, descubriendo ante ti un espacio de libertad que nadie podrá arrebatarte? Atento a ser creador con él, a partir de ahora, ¿avanzarás muy sencillamente con lo que has comprendido?
Este joven pasó toda su vida en Vannes, en la Bretaña francesa. Comenzó a estudiar en el colegio san Yves, para pasar después a hacer sus estudios en el seminario, para ordenarse de sacerdote.
Cuando lo ordenaron, le dieron el cargo pastoral de dedicarse como capellán del la casa de “Retiro de las mujeres”.
Más tarde, lo admitieron en la congregación de la Misión. Durante mucho tiempo llevaba al mismo tiempo la misión de profesor de teología y párroco de una parroquia.
A pesar de las prohibiciones de la Constitución civil del clero, en tiempo de la Revolución francesa, él continuó su labor apostólica si miedo ni reparos de nadie.
Pero, eso sí, tenía que hacerlo todo en la clandestinidad. Todo el mundo, un poco ajeno a las cosas de la Iglesia, lo consideraban como un “sacerdote refractario”.
La policía no tardó mucho tiempo en seguirle y hacer investigaciones acerca de su trabajo pastoral.
En la Nochebuena de Navidad de 1795 fue arrestado. En ese momento llevaba la comunión a los enfermos, en una noche tan especial para el pueblo creyente.
Sin que mediara un juicio previo y razonable, lo condenaron a muerte.
Lo encerraron, y a los dos días lo llevaron a la guillotina, mientras cataba un himno que él mismo había compuesto.