Maximiliano, Santo
Obispo, 21 de abril
Etimológicamente significa “el más grande”. Viene de la lengua latina.
El ser humano no tiene fondo. Su abismo llama al abismo de Dios. En las profundidades de sí mismo, Dios ya le espera. Allí surge una fuente de donde extraer las energías creadoras. ¿No hay milagros en la tierra? El amor que perdona es uno de ellos. Abre delante de ti un espacio nuevo, que te hace libre, enteramente libre
Hoy nos encontramos con este santo que murió el año 434. Lo vemos como un luchador valiente contra Nestorio.
Aunque nació en Roma, se fue a Constantinopla para seguir sus estudios para el sacerdocio.
El propio patriarca de la gran ciudad lo ordenó de sacerdote. El nombre del patriarca era Sisinio.
Con el tiempo, a la muerte de Sisinio la sucedió en el cargo Nestorio.
Este señor – sale mucho en el santoral – era un hereje porque su doctrina personal y particular a cerca de la persona de Cristo.
Maximiano le atacaba dura y con argumentos basados en la Biblia y en los concilios ya celebrados anteriormente.
El concilio de Efeso lo condenó. Dos años más tarde – para tranquilidad de los fieles y para su formación cristiana – se proclamaron la total divinidad y la total humanidad de Jesucristo.
Y le tocó el turno de patriarca de Constantinopla a Maximiano. San Celestino, que era el Papa de Roma, se alegró profundamente.
San Cirilo, patriarca de Alejandría atribuyó la restauración de la unidad de la Iglesia a las oraciones y a la actividad de este obispo prudente y santo.