Pasar al contenido principal

San Marco de Marconi

Ermitaño, 24 de febrero

Etimológicamente significa “nacido en marzo, consagrado al dios Marte”. Viene de la lengua latina.

El creyente no se compara con los demás, ni con su capacidad. ¿Por qué agotarte lamentando tus imposibilidades? ¿Has olvidado a Dios? Vuélvete a él. Pase lo que pase, atrévete a comenzar otra vez.

Este joven, nacido en Mántua en 1480, sintió pronto la vocación de ermitaño, como la vocación mejor para lograr lo que sentía en su corazón: la santidad.

En realidad, aunque todavía tenía 15 años, ya se ponía a ocultas el hábito de ermitaño, hacía mucha oración y se entregaba a duras penitencias.

No fue raro, por tanto, que muriera a los 30 años tal día como hoy del año 1510.

De su vida se conoce muy poco. Ahora bien, tras su muerte se escribieron páginas y páginas por todo cuanto hizo en bien de sus pueblo.

En primer lugar, su tumba se convirtió en lugar de muchas peregrinaciones. Máxime, cuando después de varios años, descubrieron que su cuerpo estaba intacto.

Su culto se propagó rápidamente por todos sitios. Las gracias y los favores que hacía cuando se pedía algo por su intercesión, eran lluvias suaves que iban calando en la gente.

En segundo lugar, durante la guerra del emperador de Austria y el duque de Mántua hubo muchas destrucciones de edificios e iglesias.

El cuerpo del santo lo escondieron para ponerlo después en una iglesia nueva.

En tercer lugar, al final del siglo XVIII, Napoleón suprimió los conventos y destruyó la iglesia. Fue de una parte para otra hasta que, por fin, ya lo dejaron en la catedral.

El propio san Pío X confirmó su culto en 1909 y estableció que su fiesta fuera el 24 de febrero.