San Lorenzo
Esposo ejemplar, 7 de marzo
Etimológicamente significa “laurel”. Viene de las lenguas griega y latina.
Simplificar para vivir intensamente, al instante: hallarás en ello el sabor de la vida, tan ligado al gusto del Dios vivo. Simplificar y compartir, es identificarse con Cristo Jesús que nació pobre entre los pobres. Cuando vives así, todo se torna festivo a tu alrededor. Lo poco que tienes, dispónlo con imaginación para alegrar la monotonía diaria.
Este joven , cuando contrajo matrimonio, lo hizo por amor. Desde su alma grande como el cielo que le vio nacer, se entregó con todo afecto y amor a su mujer y dos hijos.
Para alimentarlos, no dejaba de trabajar en dos oficios que había aprendido: albañilería y cultivador.
No tenía inconveniente en ir de una parte para otra con tal de sacar el sueldo con el que vivir toda su familia.
Un día, sin embargo, impulsado e inspirado por el propio Dios – pero con muchas dudas y vacilaciones -, se fue a la isla de Salamina.
¿Qué le guiaba en esta nueva aventura espiritual?
Sencillamente, construir un monasterio en el lugar preciso en el que encontró un icono de la Madre de Dios.
Mientras él hacía el monasterio – de mutuo acuerdo con su mujer -, ésta le daba vueltas a la cabeza de si hacerse monja o quedarse con sus hijos ya criados.
Tras muchos ratos de oración y totalmente en manos de Dios, se inclinó por lo primero.
Lorenzo había recibido de Dios la gracia de las curaciones. Y tuvo ocasión de ejercerla a favor de muchos otomanos en aquellos tiempos.
Con lo que le daban los curados, pudo terminar el monasterio, en el que murió en paz el año 1707.