Lamberto, Santo
Mártir, 16 de abril
Etimológicamente significa “esplendor del país”. Viene de la lengua alemana.
No cabe duda de que hay historias de santos que, aunque llaman todos la atención, sin embargo existen otros de un interés particular.
Por ejemplo, el de hoy. Durante muchos siglos se hicieron leyendas acerca de su martirio, de su persona y de sus reliquias. Se dice que trabajaba para un pagano arando la tierras.
Este buen señor, llevado por sus sacrificios a los dioses, le obligó a que hiciera los mismo. Su negativa fue rotunda, aunque sabía que le aguardaba la muerte.
Y así sucedió. Y la leyenda cuenta que, al ser decapitado, cogió su cabeza y con la yunta de bueyes se fue derecho a la iglesia de santa Engracia, mártir, para que su cuerpo recibiera allí sepultura.
Otros autores dicen que murió durante la persecución de Diocleciano, y hay también quien afirma que fue durante la ocupación musulmana.
Pero en 1389 se redescubrieron los sepulcros de los 18 mártires de Zaragoza llamados “Los innumerables”. Se colocaron en la cripta de la iglesia de santa Engracia.
Y fue entonces cuando se descubrieron las reliquias de san Lamberto. El culto tomó otra vez un auge entre los creyentes.
El Papa Adriano VI, al pasar por la capital maña, se detuvo a venerar las reliquias de san Lamberto. Posiblemente fue por la devoción que profesaba al san Lamberto de Mastrique, su ciudad natal.
Se cuenta que al coger un recuerdo de sus reliquias, comenzó a brotar sangre. Parte de ella se conserva aún hoy en un frasco.
El mismo Papa en 1522 permitió que allí se edificara un monasterio en su honor. Fue destruido en el 1808 durante la guerra de la independencia entre España y Francia.