Ketevan de Georgia
Mártir, 13 de spetiembre
Cuando alguien habla la verdad, dígala quien la diga, se puede pensar que viene de lo alto.
Esta joven, fallecida en el año 1624 y cuyo nombre es desconocido en nuestra cultura occidental, le tocaron tiempos malos para hablar abiertamente la verdad.
Era una época en la que Georgia se desgarraba por las luchas de sus dos poderosos vecinos: el imperio otomán y la Persia del Shah Abbas el Grande.
Y como cuando no se dicen las cosas claras, todo son hurtadillas y malentendidos, la familia real estaba dividida respecto a la política que debía seguir en aquellos momentos dolorosos.
Los príncipes habían sido bien educados pero habían recibido la educación en Persia.
La princesa Ketevan vio salir con pena a su hijo para Persia. Se sabe por la historia de aquellos lejanos territorios que llegó incluso a ser rey.
Sin embargo tuvo la mala suerte de ver con sus propios ojos cómo los persas invadieron su reino.
Lo destrizaron todo, expulsaron y dieron muerte a la población sin pedir cuentas a nadie.
¿Qué hizo Ketevan?
Lo que hace cualquier madre. Cogió el camino y se dirigió a Persia con sus dos nietos. La finalidad de su viaje era convencer al shah de que dejara tranquilos a sus habitantes de Georgia y que les diese la libertad y no los tuviese arrestados.
La reacción del shah fue horrible. Mató al mayor y al segundo logró que enloqueciera.
Ketevan rechazó hacerse musulmana. Por esta razón fundamentalista tuvo que sufrir muchos castigos. La quemaron viva. Y de esta forma murió mártir.
¡Felicidades a quien lleve este nombre”