Gregorio de Nisa, Santo
Obispo
Enero 10
Etimológicamente significa “vigilante”. Viene de la lengua griega.
Fue un gran místico que vivió entre los años 330 al 335. Una vida joven pero llena de virtudes encaminadas a hacer el bien a los demás.
Es un místico más joven, pero más grande que su hermano Basilio el Grande. Recibió una exquisita educación en Atenas en estudios profanos y teológicos.
Se convirtió en uno de los mejores profesores de retórica de su tiempo. Hablaba como los ángeles. Deseaba, sin embargo, alcanzar la perfección humana y cristiana antes que ninguna otra cosa.
Cuando su hermano tuvo dificultades con los arrianos, nombró a Gregorio obispo de la ciudad de Capadocia de Nisa, en la baja Armenia.
El, como teólogo y místico, supo luchar contra el hereje con acierto e inteligencia.
Demóstenes, que era el gobernador, lo vio con malos ojos y le acusó falsamente de que robaba el dinero de la Iglesia. Por esta razón lo metió en la cárcel.
Le obligaron a llevar una vida de errante y exiliado hasta que el nuevo emperador Graciano lo devolvió a su sede.
Desempeñó un gran papel en el concilio de Antioquía, que se conoce, entre otras cosas, porque denunció la herejía meleciana.
Por esta causa, le enviaron a Palestina y Arabia para que combatiera en esas naciones la herejía.
En el 381, volvió a tomar parte en el II concilio de Constantinopla, invitado como un experto en materia teológica.
Atacó con dureza y contundencia el arrianismo, y reafirmó los decretos que se había estudiado ya en el concilio de Nicea.
El concilio lo llamó, con el consentimiento de todos los obispos, "El Padre de los padres".
La razón no fue otra nada más que ésta: se erigió en el gran pilar de la ortodoxia y en el gran opositor de Arriano. Escribió muchos libros teológicos. Entre los más conocidos están "Discurso Catequético y “Sobre la Virginidad” y comentarios sobre la Biblia.
¡Felicidades a los que lleven este nombre!
“La ciencia que se aparta de la justicia, más que ciencia hay que llamarla astucia” (Cicerón).