25 de noviembre
El ángel dijo a María: “No tengas miedo, María. Tú has hallado gracia ante Dios. Vas a quedar embarazada, y darás a luz un hijo, al cual pondrás por nombre Jesús”.
Este santo nació en Quintanilla, Burgos, entre Belorado y Briviesca al principio del siglo IX.
Era todavía muy joven y, sin embargo, en contra de lo que la edad parece pedir, él no gozaba mucho con las diversiones de este mundo.
Sintió la vocación religiosa y anhelaba entrar en un monasterio, en el de Arlanza.
Apenas consiguió entrar, se distinguió por su humildad, confianza y fervor.
Había muerto el abad Aureolo y su novicio, tan entregado a la observancia de las Reglas, va a ser elegido su sucesor.
Como era joven y de gran virtud, rigió los destinos del monasterio durante 30 años.
El monasterio de Arlanza se convirtió en uno de los más florecientes y en una colmena de vocaciones.
Había hermanos santos y preclaros por su estudio y ansias de perfección.
Hizo muchos milagros. Quizá el que más suene fue el que realizó el Viernes Santo.
Convirtió el agua en vino mientras estaba bendiciendo la mesa.
Tuvo, además, revelaciones e indicó dónde estaban los cuerpos mártires de Vicente, sabina y Cristeta,
Era el año 1073 cuando moría santamente el abad García.