Capuchino del siglo XIX, 24 de septiembre
Etimológicamente significa “libre, franco. Viene de la lengua alemana.
Dice Juan: “La senda de los honrados brilla como la aurora, se va esclareciendo hasta que llega el día”.
Hoy tenemos como santo a un capuchino del siglo XIX.
Camporjo es una localidad que se encuentra apenas se cruza la frontera francesa- italiana por Ventimiglia.
Aquí nació Juan en el año 1804. Era hijo de una familia de agricultores.
Como hacía falta en casa para el trabajo del campo, apenas tuvo edad para hacer faenas, el padre lo puso a guardar el ganado.
Lo que sí tenía claro es que, - siguiendo el buen ejemplo de los padres – no podía descuidar la Misa y la oración.
No es frecuente que un joven analfabeto se convirtiera con el tiempo en maestro de catequesis.
Vistas sus cualidades, se sintió llamado por Dios para una entrega de su vida a las obras de Dios.
Entró en los franciscanos y después se haría capuchino en la ciudad portuaria de Génova.
Cuando hizo su profesión religiosa, cambió su nombre por el de Francisco María.
Una vez que pronunció sus votos de pobreza, celibato y obediencia, comenzó a trabajar con los chicos abandonados en las calles de la gran urbe.
Lo llamaban el “padre santo” porque era muy atento y cariñoso con todo el mundo.
Su muerte tuvo lugar en el año 1866.