San Francisco de Fabriano
Sacerdote, 22 de abril
Etimológicamente significa “franco, libre”. Viene de la lengua alemana.
Intuyes en ti algo de Dios que no puede desgastarse, que no se desgastará jamás. La contemplación del perdón de Dios se convierte en un resplandor de bondad en el corazón muy sencillo que se deja conducir por el Espíritu.
Este joven nació en el pueblo de Fabriano, en el cual nació en 1251 y murió en el 1322.
¿Quién fue este joven?
Estudió las humanidades con buenas notas. Y, al terminarlas, pidió entrar como franciscano. Fue admitido sin ninguna dificultad.
Mientras hacía el noviciado, tiempo para estudiar si vale o no para la Orden, le dieron permiso para que fuera a Asís y así ganar la indulgencia de la Porciúncula.
Se encontró con un franciscano que había sido compañero de san Francisco. Le dejó sus escritos.
Pasados los años y ya de sacerdote, lo nombraron superior del convento que habían construido en su pueblo.
Con la herencia que le dejaron los padres, pudo construir una biblioteca en la que hay muchos manuscritos.
A causa de su orden y méritos en esta labor, le encargaron de las bibliotecas de la Orden.
Sin embargo, el resplandor de su bondad y la sencillez de su corazón, hicieron que supiera llevar este trabajo intelectual y la entrega a los pobres, marginados y enfermos.
Les ayudaba no solamente con la comida,, sino también con la buena palabra y el bien espiritual.
Pasaba largas horas en el confesionario atendiendo a la gente que iba arrepentida a recibir el perdón y la reconciliación con el Señor.
También se dedicó a la predicación por una y otra parte. Trabajaba sin descanso, dormía poco y hacía mucha oración.
El tema ordinario de su contemplación era la Pasión de Cristo. Murió como había previsto, tal día como hoy.