San Felix de Valois
20 de noviembre
Etimológicamente significa “ feliz”. Viene de la lengua latina.
La historia de este santo parece legendaria pero tan real como la vida misma.
Nació en el seno de una familia bien acomodada y con un linaje de príncipes.
Este joven, movido por su aventura y su intenso amor a Dios, se fue a las Cruzadas en compañía del propio rey Luis VII. Era la gran ilusión de entonces: la salvaguarda de los Sagrados Lugares de la invasión de los musulmanes, que intentaban saquearlo todo e incluso su profanación.
Eran otros tiempos. Hoy sigue ocurriendo igual – al menos mientras redacto estas líneas -, en que los israelitas tienen sometidos al pueblo palestino por asuntos que la comunidad internacional no sabe bien por qué es. Dicen que por terrorismo. ¿No hay algo más?
Las Cruzadas marcaron su vida para siempre. Se pensó las cosas mejor. Y en lugar de la aventuras, prefirió alejarse del mundanal ruido para vivir una vida de ermitaño en el bosque de Cerfroi, al norte de Francia.
Viviendo esta existencia de soledad querida y asumida con total voluntad y consentimiento, recibió un día la visita de san Juan de Mata.
Todo el mundo recuerda que este hombre fue el que fundó la Orden de los Trinitarios con el fin expreso de rescatar a los cristianos cautivos que estaban bajo las órdenes y mandatos de los musulmanes.
Los Trinitarios de París obtuvieron del Papa el permiso para que se diera a conocer mejor la existencia de este joven Félix de Valois. Por su parte, el mismo rey Luis XIV les prestó su ayuda inestimable ante esta justa petición de los Trinitarios.
La santidad de este joven luchador la realzó el Papa Pablo VI en el año, cercano a nosotros, 1970 cuando lo declaró santo ante todo el mundo.
Murió en el año 1212.