Joven Capuchino, 1 de junio
Etimológicamente significa “feliz”. Viene de la lengua latina.
Recuerda que la presencia del Resucitado viene para rasgar la oscuridad:"La tiniebla ya no es tiniebla para ti, la noche es clara como el día".
La fiesta de hoy recuerda a un joven capuchino del siglo XVIII.
Tenía por compañero a un amigo suyo llamado Santiago. Este último solía soltar muchos tacos e incluso decía blasfemias, aunque sin mala voluntad.
Al decir un día una blasfemia, se le grabaron unas palabras que no se las podía quitar de encima.
Intervino su amigo Félix y todo se solucionó. Fue un milagro.
Tenía 25 años cuando la muerte de sus padres lo dejaron libre de toda atadura.
El, que ya pensaba en su vocación religiosa, pidió entrar en los Capuchinos.
Estos “pasaron” de él la primera vez. Pero como era de carácter invencible y cabezota, estuvo yendo siete años seguidos a hacer la misma petición.
Al final, viendo sus buenas cualidades y su religiosidad, lo aceptaron.
Se cuenta que dormía en una cuadra con el burro con el que trabajaba cada día pidiendo limosnas. La mejor paja se la dejaba a su compañero.
Esto no se supo nunca durante su vida. Se le conocía en le convento por su obediencia. Era sencillo, amable, cortés y muy dado a favorecer a todos.
Cuando moría, pidió la asistencia del superior del convento. Era el 31 de mayo de 1787. Le pidió simplemente la bendición para los moribundos e incluso el permiso de morir. Obediencia, obediencia, obediencia en la vida y hasta en la misma muerte.