San Felipe de Heraclea
20 de agosto
Mártir
Significa "amante de los caballos"". Viene de la lengua griega.
Cuando le preguntaron a alguien qué era orar, respondió así:""Dejar que el Espíritu transmita, a través de nuestros instintos de vida y de muerte, los sueños más locos del Reino: el Evangelio vivido y la paz establecida para siempre"".
Tenía razón esta persona cuyo nombre queda en el anonimato. Y no importa.
Los eslavos conmemoran hoy la fiesta de san Felipe y sus compañeros que, con coraje y poseídos por el Espíritu de Dios, supieron dar lecciones de humildad y de fortaleza ante las dificultades que se le echaron encima.
Tuvieron que pasar siete meses en la cárcel en la ciudad de Andrinopla de Tracia.
Los trataron tal mal que incluso los dejaron desnudos para, de esta forma, hacerles más daño con los castigos que les infligían.
La sangre corría por su cuerpo.
Y con toda paciencia y calma decían:""Es hora de renunciar a las caricias del mundo para soñar más elegantemente en las alegría del cielo que nos aguarda. No nos importa dejar las cosas de aquí abajo"".
San Felipe, que era el jefe de los chicos que iban a sufrir el martirio, se dirigió al tribunal con paciencia y con serenidad. ""No tenemos miedo a lo que nos pueda ocurrir. Sabemos que nuestro Señor nos premiará en el cielo por todo lo que hacemos por defender nuestra fe en él"".
Os aguarda una muerte mala, replicó el juez. No nos importa el medio que hayáis pensado para quitarnos la vida del cuerpo. La del alma, jamás podréis arrebatárnosla.
Los enviaron a que los quemaran vivos. Y mientras iban a la hoguera cantaban cánticos de alabanza a Dios. Era el siglo IV."