San Celso
Arzobispo de Armagh, 1 de abril.
Significa “alto, elevado, excelso”. Viene de la lengua latina.
Este joven lleva en su sangre el amor por lo auténtico. Así lo confirma la historia en Irlanda. Una vez que lo eligieron obispo en el siglo XII, empezó la reforma de la Iglesia en esta bella isla.
De su rica vida apostólica no hay mucho escrito, a no ser que se acuda a los Anales irlandeses o a la “Vida de san Malaquías Ua Mohgair”, escrita por san Bernardo.
Este joven fue elevado al cargo de arzobispo de Armagh cuando era un simple seglar. Y estuvo muy bien hecho porque esta sede episcopal se había convertido en hereditaria de unas cuantas familias principescas de la región.
San Bernardo condenó esta postura y les describió el estado de abandono en que se encontraba la iglesia de Irlanda.
Celso era para san Bernardo de Claraval un hombre honesto y con ganas de que la disciplina volviese a esta sede y a toda la isla.
Para darse cuenta de la realidad, visitó todas las ciudades entre 1106 y 1110. En el 1111 convocó un gran concilio general en Fiadh-Mic-Aengus. Asistieron unos cincuenta obispos, 300 sacerdotes,3000 eclesiásticos, el rey de Irlanda, los nobles y el legado papal.
Se promulgaron sabias y prudentes disposiciones concernientes a la reforma del clero y del pueblo. Había que lograr el florecimiento de la disciplina eclesiástica.
Malaquías ayudó a Celso en esta labor que emprendió con tanta ilusión, como los lindos atardeceres por las montañas de la isla.
Ejerció un papel muy digno en sus relaciones con las autoridades evitando disputas y rencillas entre algunas familias burguesas.
Restauró las catedrales e iglesias, fundó escuelas, introdujo a los Canónigos Regulares de san Agustín.
Agotado por el trabajo, murió el primero de abril del año 1129.