San Agustín Kazotic
Agosto 3
Etimológicamente significa “consagrado a a los augurios”. Viene de la lengua latina.
Cuando en la vida del creyente se da la visión del otro como un sarmiento unido a Cristo, la gran cepa, entonces corre por su vida la savia del Señor inundándolo de vitalidad para el bien del Evangelio.
Este joven de hoy vino al mundo en el seno de una familia noble o patricia en Dalmacia. Sus padres no le opusieron resistencia para que entrase a los 15 años en el convento de los Dominicos para hacerse uno más entre ellos.
Al terminar sus estudios, lo enviaron a París para que los perfeccionara. A su vuelta, entabló una sincera y profunda amistad con Nicolás Bocasini, que estaba entonces de Delegado del Papa en Hungría.
Más tarde llegaría a ser el Papa Benedicto XI. El mismo consagró a Agustín obispo de Zagrev.
Fue un buen sarmiento unido a Cristo. Esta unión fue la que le hizo que afrontara con decisión los problemas existentes en aquella zona. Había luchas internas provocadas por el tema de la sucesión al trono.
Los nobles, con toda su prepotencia y el orgullo a cuestas, hacían estragos en la diócesis.
Tuvo que aguardar veinte años para que aquellas luchas desaparecieran y comenzara un nuevo florecer entre los cristianos.
Per siguieron las intrigas de unos y otros. Lo cogieron prisionero y lo llevaron ante el rey Caroberto.
Ya estaba aburrido de tanta lucha. Y el Papa lo envió a Lucera. Es curioso que en unos años esta ciudad pasó de llamarse “Lucera de los Sarracenos a Lucera de Santa María”.
Había combates entre cristianos y sarracenos. El ejemplo de Agustín y la fuerza de su palabra elegante, inteligente y conciliadora logró que la ciudad volviese a la calma y adquiriese un clima cristiano. Murió aquí en el año 1323. Sus restos se conservan en la catedral.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!