Monje, 6 de diciembre
Etimológicamente significa “hombre excelso, padre de muchos”. Viene de la lengua hebrea.
Dice Mateo: “ Tras haber sido bautizado, Jesús vio descender sobre sí el Espíritu de Dios, al tiempo que una voz proveniente del cielo decía: "Este es mi Hijo amado en quien me complazco".
Abraham fue un monje nacido en Siria en el año 474 y muerto en Palestina en el 558.
La vida de este santo es sumamente interesante. Estudió letras y sagrada Escritura.
A medida que se acrecentaba su sabiduría humana, aumentaba su santidad.
Dada su virtud y sus cualidades intelectuales, le nombraron abad del monasterio.
Pero he aquí que los monjes, antele ataque de unos nómadas, se dispersaron.
Se quedó solo. Lo pensó seriamente ante el Señor y, guiado por su divina voluntad, se marchó a Constantinopla.
A los 26 años lo nombraron abad de la abadía de Kratia, en Bitnia.
Diez años más tarde, volvió secretamente a Palestina para llevar una vida más tranquila y reposada.
Poco tiempo después, lo hicieron obispo de Kratia, en donde se prodigó haciendo el bien a todos los necesitados.
Nadie que acudiese a él, se volvía de vacío.
Sin embargo, él era consciente de que su sitio estaba en Palestina. Y a ella volvió para dedicarse a la contemplación, penitencia, oración y visitas de personas que iban a pedirle consejo.
El desierto era su alma y su vida.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
“El odio es la venganza de un cobarde intimidado” (B. Shaw) .