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Hryhorij Khomysyn

Hryhorij Khomysyn, Santo

Obispo, diciembre 28

Al creyente no muy metido en el corazón de Dios, es su pasado, sus culpas y sus remordimientos lo que le atormentan. Dios, sin embargo, ha puesto nuestro futuro en manos de Cristo y el pasado lo ha sepultado en el olvido para siempre. ¿Cuándo vas a empezar a vivir esta realidad?

Este nombre ucraniano no te suena de nada. Sin embargo, merece la pena que sepas algo de su vida.

Nació en Ternopil en 1867 y murió tal día como hoy del 1945.

¿Quién fue este joven?

Desde pequeño deseaban entrar en el seminario para llegar un día a ser sacerdote. Este acontecimiento, fundamental para el resto de su vida, tuvo lugar en 1893.

Dada su valía personal, lo eligieron Rector del Seminario en 1902, a los dos años lo consagraron de obispo Ivano-Frankivsk.

Los comunistas de entonces, cegados por su manía de desterrar a Dios de los corazones de la gente, fueron derechos a por él en 1939. Lo sometieron a torturas de todo tipo, sobre todo el “come cocos”.

Lo dejaron en libertad durante dos años.

Esperaban que la tortura a la que le habían sometido, surtiera efecto. Y esto, en un alma de Dios, no es posible.

Por eso, en 1945 lo arrestaron de nuevo. Ya estaba muy mal de salud por los sufrimientos y horribles interrogatorios que había padecido.

Día y noche se turnaba la policía soviética para que abnegara de su fe y no hiciera apostolado entre los fieles católicos.

Como ya no podía soportar tanto dolor, murió en la misma cárcel de Lukianivska en Kiev.

El es uno de los 26 mártires de la iglesia greco-católica muertos entre 1935 y 1973.

Fueron duramente perseguidos por el régimen comunista. Este apoyaba sólo a la iglesia ortodoxa. Ellos no quisieron unirse a ella.

Dados sus méritos, el Papa Juan Pablo II los elevó al honor de los altares el 27 de junio del año 2001 en Leópoli (Lviv) durante su peregrinación apostólica a Ucrania.

¡Felicidades a quien leve este nombre!

“El que tiene paciencia, tendrá lo que quiera” (Franklin).