Pasar al contenido principal

Visitas a Jesús sacramentado

Visitas a Jesús
sacramentado

“Es hermoso estar con Él, y reclinados sobre su
pecho como el discípulo predilecto, palpar el amor infinito de su
corazón”.

En la preciosa encíclica de Juan Pablo II sobre La
Eucaristía y la Iglesia , en la que ha volcado todo el amor de su
corazón sacerdotal, plenamente enamorado de Jesucristo en la eucaristía,
ha escrito un apartado (25 b) que merece meditarse con detenimiento por
todos los cristianos y sacar las consecuencias pertinentes.

Escribe Juan Pablo II :”Es hermoso estar con Él, y
reclinados sobre su pecho como el discípulo predilecto (cf.Jn 13,25),
palpar el amor infinito de su corazón. Si el cristianismo ha de
distinguirse en nuestro tiempo sobre todo por el “arte de la oración”;
¿cómo no sentir una renovada necesidad de estar largos ratos en
conversación espiritual, en adoración silenciosa, en actitud de amor,
ante Cristo, presente en el Santísimo Sacramento?.¡Cuántas veces, mis
queridos hermanos y hermanas, he hecho esta experiencia y en ella he
encontrado fuerza, consuelo y apoyo.

Numerosos santos nos han dado ejemplo de esta
práctica, alabada y recomendada repetidamente por el Magisterio. De
manera especial se distinguió por ella San Alfonso María de Liborio, que
escribió:”Entre todas las devociones, ésta de adorar a Jesús
sacramentado es la primera, después de los sacramentos, la más apreciada
por Dios y la más útil para nosotros”.

La Eucaristía –continua el Papa-es un tesoro
inestimable; no sólo su celebración, sino también estar ante ella fuera
de la Misa, nos da la posibilidad de llegar al manantial mismo de la
gracia”.

Pocas cosas tan hermosas y verdaderas se han escrito
en las vidas de los santos como estas preciosas palabras, brotadas de un
corazón, tan ardientemente enamorado de Cristo, como el del gran papa
Juan Pablo II.

Sólo resta, movidos por su fe y su ejemplo, que todos
los cristianos nos empeñemos en un ardiente amor a Jesús en el sagrario
y le visitemos con frecuencia, amor y asiduidad a ser posible cada día.
Nuestra vida personal se transformará y aumentará para todos la gracia
de Dios, en todos los aspectos de la misma..

Recuerdo aquí las palabras del apóstol de la juventud
S. Juan Bosco, cuando decía, plenamente convencido, a sus
muchachos.:”¿Deseáis recibir muchas gracias de Dios?, -visitadle con
frecuencia, muchas veces y comprobaréis que Dios no se deja vencer en
generosidad con vosotros”.