Querido Dios
Habla suavemente en mi silencio,
mientras los fuertes ruidos exteriores de mi entorno
y los fuertes ruidos interiores de mis temores,
sigan manteniéndome lejos de tí
Ayúdame a confiar en que aún estás allí
incluso cuando yo no puedo oírte.
Dame oídos para que escuche tu suave vocecita diciendo:
Ven a mi... tú que estás agobiado,
y yo te daré descanso...
pues soy amable y humilde de corazón.
Dame la gracia de hacer verdadero silencio interior
para poder comunicarme contigo.
Enséñame a permanecer y perseverar unido a tí
Deja que tu hermosa voz me guíe, Señor.
Amén