Pasar al contenido principal

Valores

María, la que más conoce y mejor puede enseñar

Conversión: cambio, nueva vida, hombres y mujeres nuevas. El Reino de Dios está cerca. El reino del Diablo se acabó. De ahí el cerrar la puerta al pasado y abrirla a la nueva vida. Arrepentirse del pecado: dejar la enemistad con Dios, dar la espalda al pecado en todas sus formas. La nueva religión exige un rompimiento fuerte con la vida anterior, la vida que era la muerte en el pecado y en la desvergüenza. El que no nace de nuevo no puede ser cristiano, como afirmaba Jesús a Nicodemo.

María, guía y modelo

Santa Teresa del Niño Jesús, hablando de ciertos sermones sobre la Virgen Santísima, decía: “se la presenta a la Virgen inaccesible, habría que presentarla imitable”.Es verdad que María es inaccesible en los altísimos privilegios que coronan su maternidad divina, y es justo considerar tales privilegios para admirar, contemplar y alabar las grandezas de nuestra Madre y para enamorarnos más de ella; pero al mismo tiempo hay que mirar a María en el cuadro concreto de su vida terrena, ambiente humilde y sencillo, que no rompe las líneas de la vida ordinaria común a toda madre de

María, esclava del Señor, en la obra de la redención y de la santificación

60. Unico es nuestro Mediador según la palabra del Apóstol: "Porque uno es Dios y uno el Mediador de Dios y de los hombres, un hombre, Cristo Jesús, que se entregó a Sí mismo como precio de rescate por todos" (1 Tim 2,5-6). Pero la misión maternal de María hacia los hombres, de ninguna manera obscurece ni disminuye esta única mediación de Cristo, sino más bien muestra su eficacia.

María, eres mi madre y mi maestra

“¡Oh, María, no sólo eres mi madre, sino también mi maestra, y quiero ser una obra maestra en tus manos! Alfarera divina, estoy ante ti como un cantarillo roto, pero con mi mismo barro puedes hacer otro a tu gusto. ¡Hazlo! Toma mi barro, el barro de mis dificultades, de mis problemas, de mis defectos, de mis pecados. Toma ese barro, ese barro que se ha deshecho tantas veces por obra de Satanás, del mundo, de las tentaciones, de la carne, y construye otro cantarillo nuevo, mejor que el del principio.

María, ejemplar acabadísimo de todas las virtudes cristianas

Siendo María 'espejo de justicia' -speculum iustitiae- y ejemplar acabadísimo de todas las virtudes cristianas, es imposible examinarlas aquí detalladamente una por una, ya que no disponemos de espacio suficiente para ello. Pero vamos a estudiar las más importantes ‑teologales y cardinales‑ y las más directamente relacionadas con la vida religiosa.

a) Las virtudes teologales

María al pie de la Cruz

María, la Madre del Señor, estaba de pie delante de la Cruz de su Hijo; sólo San Juan el evangelista lo ha dicho. Otros han explicado cómo el mundo se había alterado por la Pasión del Señor, cómo el cielo se había cubierto de tinieblas, cómo el sol se había ocultado, cómo el ladrón había sido recibido en el paraíso después de su piadosa confesión.

María, ahora es todo luz

No dudo que la primera aparición fue para ti, Madre Corredentora. ¡Qué distinto del Cristo deshecho sobre tus brazos en el Calvario, Ahora es todo de luz. Le quedan cinco heridas, pero heridas de amor. Lo abrazas todavía con cuidado, temiendo hacerle daño por las heridas del Viernes. Tu mente no se hace a la idea de que se curen tan pronto tan terribles heridas. El dolor había sido tan profundo que necesita mucho tiempo para curarse.

María y los musulmanes

Karl Barth, un famoso teólogo protestante, dijo y repitió muchas veces que la Mariología (tratado de María) era un tumor que había que extirpar del catolicismo, como si el amor a María fuera antibíblico y, por tanto, supersticioso y malo. Pero todo el amor de todos los hombres que han existido, existen y existirán, no se acercará ni un poquito al amor de Dios por María, que la escogió desde toda la eternidad para ser la madre de Jesús. ¿Y cuánto la amaba Jesús? ¿Acaso no quiere Jesús que amemos a su Madre?

María y la Eucaristía

María, como buena madre, nos lleva a amar a Jesús, que nos espera en la Eucaristía. María fue el primer sagrario viviente de Jesús. El día de la Anunciación fue el día de su primera comunión real, pues Jesús se hizo presente en su vientre, no sólo como Dios, sino también como hombre. Y, en cada misa, celebrando el gran misterio de la Redención, siempre se encuentra María. El Papa Juan Pablo II decía: María... está presente cada domingo en la Iglesia.