Invocación a San José
Invocación a San José
María, tus hijos llenos de gozo,
Te proclamamos por siempre bienaventurada
Tú aceptaste gozosa la invitación del Padre
para ser la Madre de su Hijo.
Con ello nos invitas a descubrir
la alegría del amor y la obediencia a Dios.
Tú que acompañaste hasta la cruz a tu Hijo,
danos fortaleza ante el dolor
y grandeza de corazón
para amar a quienes nos ofenden.
Santa María Madre de Dios,
Soberana señora de los ángeles,
A Ti se te ha dado poder desde siempre por Dios
Para pisar la cabeza de Satanás,
Nosotros te pedimos humildemente
Nos envíes tus legiones santas
Para que bajo tu orden y tu poder
Ellos persigan los demonios,
Los rechacen de todas partes,
Repriman sus audacias y los arrojen al abismo.
Oh! Buena madre, sé siempre nuestra esperanza;
Santos ángeles y arcángeles,
El catequista debe ser persona con empuje:
persona audaz.
María abierta a la palabra: con el silencio
preparó el corazón para la audacia.
María capacitada por el Espíritu:
con la oración serenó su corazón Para la audacia.
María entregada al servicio: con la generosidad
entregó su corazón para la audacia.Ser audaz como María para llevar la paz de Cristo.
Ser audaz como María para irradiar la luz de Cristo.
¡Oh, Sagrada Familia de Nazaret!, comunidad de amor de Jesús, María y José, modelo e ideal de toda familia cristiana, a ti confiamos nuestras familias.
Abre el corazón de cada hogar a la fe, a la acogida de la palabra de Dios, al testimonio cristiano, para que llegue a ser manantial de nuevas y santas vocaciones.
Dispón el corazón de los padres para que, con caridad solícita, atención prudente y piedad amorosa, sean para sus hijos guías seguros hacia los bienes espirituales y eternos.
¡El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza! (Rm 8,26)
Espíritu de Amor eterno, que procedes del Padre y del Hijo, te damos gracias por todas las vocaciones de apóstoles y santos que han fecundado la Iglesia. Continúa, todavía, te rogamos, esta tu obra.
que nos has llamado a la familia del Carmelo
para servir con total dedicación a nuestros hermanos
e ir anticipando tu Reino entre nosotros,
nos dirigimos a tí con una angustia parecida a la de Abraham
que se veía cercano a la muerte sin dejar a nadie detrás de sí.
Suscita entre los jóvenes vocaciones
que nos releven en nuestra misión dentro de la Iglesia,
dinamizando, renovando y encarnando nuestro carisma, don tuyo,
en las circunstancias cambiantes de la historia.
Oh Corazón de Jesús, te ofrezco la Comunión de este (*) Viernes de mes,
a gloria y honor tuyo, a fin de que cumplas en mí la Gran Promesa de la
perseverancia final. Concédeme, por los méritos de tu Corazón, una
buena y santa muerte y la gloria del Cielo que has prometido a tus
devotos. Amén.
(*) Puede decirse primer, segundo, tercero, etc.