ENSÉÑAME, SEÑOR, A ENVEJECER
ENSÉÑAME, SEÑOR, A ENVEJECER
Señor, enséñame a envejecer.
Convénceme de que no son injustos conmigo
los que me quitan responsabilidad, los que no me piden mi opinión, los
que llaman a otro para que ocupe mi puesto.
Quítame el orgullo de mi
experiencia pasada; quítame el sentimiento de creerme indispensable, que
en este gradual despego de las cosas yo sólo vea la ley del tiempo, y
considere este relevo en los trabajos como manifestación interesante de
la vida, que se releva bajo el impulso de tu providencia.